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Fugaz: Una historia para leer con pausas

Gusmar Sosa 

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En Venezuela una generación está naciendo bajo la sombra literaria. Emergen nombres nuevos, con la pretensión de compartir, de trasladarse a través de lo escrito y así ser uno con el lector. En ese afán nuevas historias se filtran entre los libros, con nuevos estilos que a veces ni son tomados en cuenta por la crítica para la construcción del capítulo contemporáneo de la literatura.

Yo he tenido la suerte de ver de cerca estos nacimientos. Gracias a Negro Sobre Blanco Grupo Editorial he podido ser entre estos nuevos nombres y nuevos estilos. Siempre que llega un manuscrito nuevo mi amigo Richard me pregunta ¿quieres leerlo? Y yo respondo con un “sí”, lleno de curiosidad y dispuesto a aprender.

El más reciente manuscrito que llegó a mis manos, y que ya en un par de semanas estará disponible desde las manos de su autora, se titula “Fugaz”, y es escrito por una adolescente llamada Katherine Guerra. Me dio gusto saber que es una adolescente y que ya se vuelca con pasión sobre el papel, me hace pensar que pronto la literatura volverá a ser un arte naciendo desde las bases y en todo momento, y disminuirá ese fenómeno de laboratorios y mercados que les ha robado el sueño de ser publicados a muchos. Pero entremos en su historia y descubramos por qué debe ser leído “Fugaz”, o más bien debo decir “por qué debe ser leída”.

Es una historia para leer con pausas, para disfrutar las líneas y descifrar la magia en sus diálogos. Katherine nos presenta a una chica que está hastiada de las normas sociales y quiere vivir de otra manera, sin ser esclava de su tiempo y disfrutando los momentos con la libertad que desea. Pero esta chica se hace blanco del amor de un príncipe, y por un momento creemos que la hemos perdido, que ella ha sucumbido frente a su tiempo al entregarse al príncipe y pasar a ser ella la próxima reina del imperio.

La obra está dividida en dos partes, en la primera la narración está a cargo de Michelle, la joven protagonista, y ella relata su encuentro con el príncipe Jack. Cuando finaliza la primera parte el lector quedará confundido, preguntándose por qué se interrumpe la narración de esa forma para que Jack pase a ser el narrador y por qué Jack comienza a contar la misma historia que ya contó Michelle. Pero apenas termine la primera página de la segunda parte, notará que Fugaz es una historia de cosmovisiones, de visiones, de puntos de vistas. Encontrará los mismos diálogos con inferencias propias del protagonista. Esta característica le da personalidad a la historia que nos entrega Katherine Guerra, Cuando la narración de Jack llega al punto donde la dejó Michelle, uno se da cuenta que la historia apenas comienza y que no es solo una historia romántica y rosa, sino que tiene tinte de tragedia y elementos fantásticos.

De manera que, Fugaz es una historia de amor, basada en una tragedia, contada desde una dimensión fantástica y con un final que invita a otra entrega. La adolescencia de su autora permite una frescura inédita a la historia, un arrojo pausado. Lo que a su vez da la esperanza de otras continuaciones a su historia. Sin duda ella seguirá creciendo, y otras noticias escucharemos en su nombre.

 


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