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El desertor

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Año 2014. El mundo conmemora cien años del inicio de la Primera Guerra Mundial o la Gran Guerra. Europa experimentaba un acelerado auge económico gracias a la revolución industrial y al colonialismo. Gran Bretaña, Francia, Italia y los imperios Ruso, Alemán y Austro-Húngaro orientaban políticas armamentísticas con aparentes fines de paz. Territorios al norte de África y en los Balcanes generaban resquemores entre las grandes potencias por establecer sus respectivos dominios. Esta tensión llegaba a su fin con el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona Austro-Húngara el 28 de junio de 1914 en la ciudad de Sarajevo. Las rivalidades afloraron originando la formación de dos bloques que se declararon la guerra entre el 28 de junio y el 4 de agosto. Una guerra que tardó 4 años, involucró a 32 países, dejó cuantiosas pérdidas materiales y un aproximado de diez millones de muertos. En medio de este dantesco escenario se desarrolla El desertor, novela escrita por el narrador y dramaturgo Lajos Zilahy (Nagyszalonta, Hungría, 1891 – Novi Sad, Serbia, 1974)
István Komlóssy es el protagonista de la historia, la cual inicia con una escena determinante en su vida: la aparición de la condesa Bea Palmeri-Ahnberg. Él, siendo apenas un joven de 12 años, hijo del reverendo del pueblo, va con su amigo Janos Zsibai en un paseo por las afueras y en un acto arriesgado se internan en los predios de un castillo donde luego son descubiertos. Allí tiene la oportunidad de conocer a una niña de 8 años que de ahí en adelante se convertirá en la idealización del amor y en la mujer inalcanzable.
Con 18 años se dirige a la capital Budapest con el propósito de estudiar leyes y en compañía de su inseparable Zsibai forman parte de grupos de protestas, los cuales reclaman con un alto sentido patriota la separación de Hungría del todopoderoso imperio austríaco. Allí obtiene István su primer reconocimiento al elevar la consigna “seremos los primeros en las barricadas” y en un intento arriesgado de salvaguardar la bandera húngara tras el acoso de las autoridades logra esconderse en casa de la familia Gubai, lugar donde conoce a Erzsébet, quien será a la postre su futura esposa y con quién concebirá su único hijo Gerzson.
En medio de la rutina y la monotonía que implicaba la obligación familiar se enrola en el ejército al iniciarse la Gran Guerra. En 1915, con el grado de teniente, es herido en la batalla de Galitzia, en el frente cosaco y luego llevado nuevamente al frente ruso al mando del comandante Küberger. Éste lo obliga, prácticamente, a ir de frente contra los rusos sin importar el número de bajas. Komlóssy se enfrenta a Küberger y le golpea fuertemente el rostro. Esto es motivo para ser degradado a soldado a costa de salvarle la vida.
En territorio italiano y a las órdenes de su amigo Zsibai se prepararan para otra cruenta batalla en la llanura de Piave. Tras varios días cargados de tensión y expectativa la tropa austríaca es aniquilada por el ejército aliado el 23 de junio de 1918, lugar donde Zsibai es asesinado y Komlóssy decide huir luego de caer por un barranco. Su deserción es justificada por la deshumanización de los comandantes austríacos de llevar a los soldados húngaros al frente de batalla. El nacionalismo exacerbado de querer ver a su Hungría libre del yugo de la casa de los Habsburgos, dominio asfixiante de más de 200 años luego de desprenderse del imperio Otomano. István se dirige a Budapest con el fin de formar parte de grupos rebeldes proindependentistas pero es capturado y acusado de desertor.
Por avatares del destino su reporte es dejado en el olvido por un oficial ya que de ser juzgado lo esperaba el paredón de fusilamiento por sumarle el caso de Küberger. Justo cuando su expediente es revisado se anuncia el fin de la guerra y un motín logra liberar a los presos. Recupera su grado militar y su ascenso a capitán al igual que su hermano Sándor. En 1920, István forma parte de la comitiva húngara del tratado de Trianon, en el que Hungría es desmembrada y parte de sus territorios dará origen a nuevas naciones. Su amistad con Grünfeld, antiguo compañero de estudios y ahora líder comunista lo involucra con el nuevo gobierno prosoviético. Es aquí donde su destino se cruza con Bea.
El conde de Kallisztrátusz, esposo de Bea, es capturado por el ejército rojo. Ésta recurre a István para que interceda en su liberación. Una vez fuera de peligro, el conde se dirige a Viena y Bea, aun en Budapest, solicita el apoyo de Komlóssy para que la proteja mientras ella logra salvaguardar el patrimonio. Una vez en la intimidad, István le confiesa el sentimiento que ha albergado por ella desde su infancia. En medio del susto por un toque de queda, se convierten en amantes. El sueño de István se cumple a medias ya que Bea vuelve con su esposo y éste, decepcionado del recuerdo de Erzsébet, de Bea, del gobierno comunista y de la muerte de varios de sus amigos entre ellos Zsibai, retorna a su pueblo, lugar en que se desencadena el final de la historia.
Además de El desertor, destacan otras novelas de Zilahy tales como Las cárceles del alma, Los dos prisioneros, El ángel enfurecido y Los Dukay. Su biógrafo Fernando Gutiérrez lo describe como un escritor apasionado por la política y que siente por la historia de su país una cierta y comprensible debilidad. Zilahy recurre a la exaltación del más hondo sentimiento patriota. En cuanto a El desertor, ubica a sus personajes en algunos de los hechos más significativos de la Gran Guerra. Es recurrente la contradicción, la angustia, la decepción, el flagelo de la opresión histórica en la raza magyar manifestado en István Komlóssy. En los preparativos de la batalla de Piave, el futuro desertor escribe en su diario: “La guerra terminará sin ninguna conmoción, los hombres están fatigados y desean descansar. La multitud es tonta e insensible. Si soportó muda por cuatro años que, con torturas diversas, cortarán grandes trozos de su cuerpo; si los verdugos ya se han aburrido de su trabajo, se tendera cansada con sus terribles heridas, como la enorme bestia que cayó en la selva de la Historia. Sólo va a lamer sus heridas y no tendrá fuerzas para pensar en venganzas. No, no va a suceder nada. Todo estará tan cansado y sofocante como esta tarde de junio” (Capítulo XI, pág 129)
Bibliografía
Historia y vida. Nº 436. España.
Zilahy, Lajos.1945. El desertor. Empresa editora Zig – Zag, S.A. Traducción de Judith Balazs. Santiago de Chile.
Nesfrán González Suárez
Turmero, agosto de 2014


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